Las fracturas vertebrales son lesiones que afectan a los huesos de la columna vertebral. Pueden ocurrir por traumatismos, osteoporosis, tumores o infecciones. Las fracturas vertebrales pueden causar dolor, deformidad, pérdida de altura y compresión de la médula espinal o los nervios.
Uno de los síntomas más comunes de las fracturas vertebrales es la aparición de manchas o hematomas en la zona afectada. Estas manchas son el resultado de la rotura de los vasos sanguíneos que irrigan el hueso y los tejidos circundantes. Las manchas pueden variar en tamaño, forma y color, dependiendo del tipo y la gravedad de la fractura.
Las manchas pueden ser rojas, moradas, azules o negras. También pueden cambiar de color con el tiempo, a medida que la sangre se reabsorbe. Las manchas pueden aparecer en la espalda, el cuello, el pecho o el abdomen. A veces, las manchas pueden extenderse a otras partes del cuerpo por la gravedad o el movimiento.
Las manchas no son el único síntoma de las fracturas vertebrales. Otros síntomas pueden incluir:
- Dolor intenso y persistente en la zona afectada
- Dificultad para moverse o realizar actividades cotidianas
- Sensación de hormigueo, entumecimiento o debilidad en las extremidades
- Pérdida de control de la vejiga o el intestino
- Dificultad para respirar o tragar
Las fracturas vertebrales son una condición seria que requiere atención médica inmediata. Si se sospecha una fractura vertebral, se debe evitar mover al paciente y llamar a los servicios de emergencia. El diagnóstico se realiza mediante radiografías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas.
El tratamiento de las fracturas vertebrales depende del tipo y la gravedad de la lesión. Algunas opciones son:
- Inmovilización con un collarín o un corsé
- Medicamentos para aliviar el dolor y la inflamación
- Cirugía para reparar el hueso o descomprimir la médula espinal o los nervios
- Rehabilitación para recuperar la movilidad y la fuerza
La proloterapia es una terapia regenerativa que puede ayudar a mejorar el proceso de curación de las fracturas vertebrales. Consiste en inyectar sustancias que estimulan la formación de tejido conectivo en los ligamentos y tendones dañados. La proloterapia puede reducir el dolor, aumentar la estabilidad y prevenir complicaciones a largo plazo.
La proloterapia se realiza por un médico especializado y entrenado, que determina si el tratamiento es adecuado para cada caso. La proloterapia puede combinarse con otras terapias como la ozonoterapia o la rehabilitación física.