La osteoporosis es una enfermedad que afecta al esqueleto y que se caracteriza por una disminución de la densidad y la calidad de los huesos. Esto hace que los huesos se vuelvan más frágiles y propensos a fracturarse ante traumatismos leves o incluso sin causa aparente.
La osteoporosis es un problema de salud pública que afecta a millones de personas en el mundo, especialmente a las mujeres mayores de 50 años, debido a los cambios hormonales que se producen tras la menopausia. Sin embargo, también puede afectar a los hombres y a personas más jóvenes por diversas causas, como el uso prolongado de ciertos medicamentos, enfermedades crónicas o hábitos de vida poco saludables.
El hueso es un tejido vivo que se renueva constantemente mediante un proceso llamado remodelación ósea, en el que intervienen dos tipos de células: los osteoblastos, que forman hueso nuevo, y los osteoclastos, que destruyen el hueso viejo. Este equilibrio entre formación y destrucción se altera en la osteoporosis, favoreciendo la pérdida de masa ósea y el deterioro de la estructura interna del hueso.
La osteoporosis no suele dar síntomas hasta que se produce una fractura, por lo que se conoce como una enfermedad silenciosa. Las fracturas más frecuentes son las de cadera, muñeca y vértebras, y pueden tener graves consecuencias para la salud y la calidad de vida de las personas afectadas, como dolor crónico, deformidad, discapacidad o incluso muerte.
El diagnóstico de la osteoporosis se basa en la medición de la densidad mineral ósea (DMO) mediante una prueba llamada densitometría ósea, que utiliza rayos X para determinar el grosor y la resistencia de los huesos. La DMO se expresa en gramos por centímetro cuadrado (g/cm2) y se compara con un valor de referencia llamado T-score, que indica el número de desviaciones estándar por encima o por debajo de la media de una población joven y sana del mismo sexo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera que hay osteoporosis cuando el T-score es igual o menor a -2,5.
El tratamiento de la osteoporosis tiene como objetivo prevenir las fracturas, frenar la pérdida ósea y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Para ello, se recomienda seguir una dieta equilibrada rica en calcio y vitamina D, realizar ejercicio físico moderado y regular que estimule el hueso, evitar el tabaco y el alcohol, y tomar medicamentos específicos que actúen sobre el metabolismo óseo, como los bifosfonatos, los moduladores selectivos de los receptores estrogénicos (SERM), el denosumab o la teriparatida. Estos fármacos deben ser prescritos por un médico especialista tras una evaluación individualizada del riesgo-beneficio para cada paciente.
La prevención de la osteoporosis es fundamental para evitar sus complicaciones. Por ello, es importante adoptar hábitos de vida saludables desde la infancia hasta la edad adulta, con el fin de alcanzar un pico máximo de masa ósea y mantenerlo el mayor tiempo posible. Además, se recomienda realizar revisiones periódicas a partir de los 50 años o antes si hay factores de riesgo asociados.
La osteoporosis es una enfermedad grave pero tratable. Si tienes dudas o sospechas que puedes padecerla, consulta con tu médico. Recuerda que cuidar tus huesos es cuidar tu salud.